Quizá el título sea poco halagador pero es intencional. La mañana de este domingo salí a recorrer la urbe en mi confiable Bimex de montaña, mi misión, visitar un conjunto de comercios de abarrotes al azar en las colonias populares del sur de la ciudad; salí a eso de las 11:30 de mi casa y me dirigí hacia la colonia El Palmar -oculta del trajín del resto de la localidad- en la franja de terrenos que se encuentran entre el campus de la UAT Victoria y las vías del ferrocarril.
De ahí partí a las colonias Casas Blancas, Amalia G. de Castillo -y por una brecha sin salida- finalmente llegué a la colonia Esfuerzo Popular. Cabe destacar que en este recorrido por calles de terracería en donde las viviendas son humildes a su máxima expresión la constante era la misma, 'no hay huevos', y en los pocos negocios donde sí encontré son 'carísimos', el precio se disparó a más del doble por eso que ante el desabasto no cunda la urgencia de los comerciantes por surtirlo ya que como ellos mismos lo manifiestan 'de todos modos se vende muy lento'.
Conversando con una señora me entero que hasta los meses de noviembre y diciembre podría normalizarse la situación así que habrá que variar la dieta, 'lo bueno es que vamos a bajar de peso, ¿no cree?' bromeo, 'pues... ¿qué le hacemos?', responde la dama ante la insolencia ocultando la rabia de la situación mientras baja la mirada hacia su derecha y tuerce amargamente la boca.
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