“¿Qué está pasando aquí? No entiendo nada… ¡que alguien me explique!”
Alex Echartea, cinéfilo
ocasional y aspirante a crítico del séptimo arte
Por
Alejandro Echartea
Cd.
Victoria, Tam.-
Un
Efecto Óptico es una película española de 2020 escrita y dirigida por Juan
Cavestany y protagonizada por Carmen Machi y Pepón Nieto, esta es la parte
fácil de la review, a partir de aquí tendremos que hacer un acuerdo mutuo entre
autor y lectores para romper la cuarta pared y sumergirnos en
esta obra.
La
sinopsis es por demás sencilla también, Teresa (Machi) y Alfredo (Nieto) son un
típico matrimonio mayor español (de Burgos para más detalle) que viajan a Nueva
York en los Estados Unidos en medio de una crisis existencial y de pareja, al
inicio de la película vemos algunos conflictos que servirán para contarnos la
historia más adelante… o tal vez no.
Apenas
aterrizan en la ciudad de la Gran Manzana y pequeños detalles llaman la
atención, como que algo no checa, no lo digo yo, lo manifiestan con sus
actitudes los protagonistas de la historia, el director nos regala encuadres
cerrados, locaciones desconocidas que podrían ser cualquier lugar del mundo
menos Nueva York.
Vemos
a la pareja recorrer las calles de Nueva York, ¿pero es realmente Nueva York?
Una pista nos la da una ‘estatua de la libertad’ pequeña y con las manos abajo,
un ¿Museo Metropolitano de Nueva York en donde se exhiben Las Meninas y otras
obras de pintores españoles? Y otros detalles, pequeños detalles, que cambian
de una escena a otra… la revelación llega antes de la primera mitad de los 80
minutos de la película cuando, en una escena onírica la hija de ambos, Isabel (interpretada por
Lucía Juárez), le cuenta la verdad a su padre, “esto es una película, pero está
mal filmada”.
A
partir de aquí revivimos momentos clave de la historia en un bucle en el que las
cosas cambian a cada ocasión, lo que nos permite conocer un poco de la
subtrama sin revelarnos la verdad del todo, en una comedia que nos mantiene
atados al sillón esperando conocer la resolución final, casi sin parpadear, con
ansias de levantarnos e irnos de la desesperación pero a la vez enganchados.
En
esta película el director logra romper con la cuarta pared, ustedes saben, ese
recurso en el que el protagonista en pleno uso de sus facultades se dirige al
espectador para contar algún dato anecdótico que puede o no servir para que la
historia avance, solo que aquí somos nosotros (los espectadores) quienes somos
tomados de la muñeca y jalados hacia el otro lado de la pantalla.
En
algún momento hice uso de la palabra ‘onírico’, porque a la vez esta película
es como revivir un sueño lúcido en el que sabemos que debemos despertar pero sin
poder, quedando atrapados entre los dos mundos, así es Un Efecto Óptico. Habiendo
dicho todo esto no voy a intentar explicarles la película, la verdad no estoy
seguro de haberla entendido pero ese es el fin, creo yo, del concepto o el
propósito de Juan Cavestany, es una película divertida (sin risas ni
carcajadas) de ver, para hacernos pensar pero sobre todo, para sentir, cine de
arte sin pretender serlo, o tal vez sí, yo que sé, aún estoy esperando que
alguien me explique lo que acabo de ver.
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