Por Alejandro Echartea
Ciudad de México.-
Durante
la Mañanera de este miércoles la directora de Redes de la Coordinación
General de Comunicación Social y Vocería de Presidencia, Ana Elizabeth García
Vilchis, presentó un informe sobre la campaña de nado sincronizado entre
medios de comunicación y redes sociales para difundir el bulo sobre el supuesto
financiamiento del crimen organizado a la campaña presidencial de Andrés Manuel
López Obrador en 2006.
«La semana pasada todos fuimos testigos de cómo
simultáneamente se publicaron dos notas sobre el mismo tema y con la misma
fuente, la DEA, es decir se trató de un montaje, un escrito por Tim Golden en
Propublica y otro por Anabel Hernández en la Deutsche Welle (DW), ambos sin
pruebas señalan que el Cártel de Sinaloa financió la campaña de AMLO en 2006».
La
vocera presidencial recalcó que, además de que los reportajes carecen de
pruebas y/o evidencias, estos también fueron desacreditados por fuentes
oficiales de los Estados Unidos, así como por uno de los autores, Tim Golden,
en entrevista con el presentador de noticias Carlos Loret de Mola.
«Ninguna de las supuestas revelaciones aportan pruebas
contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, es más, Mike Vigil, ex jefe
de Operaciones de la DEA hizo un carrusel de medios esta semana y declaró en
entrevistas, en mesas de entrevistas, que cuando leyó el artículo de Tim Golden
para Propublica se dio cuenta que no había ninguna evidencia de lo que estaban
tratando de decir».
A
pesar de la falta de rigor científico para la elaboración de los bulos,
personajes de la oposición (fachósfera) tales como políticos, comunicadores e
influencers, y medios afines, divulgaron dichos trabajos, e incluso medios de
comunicación replicaron los reportajes de manera amplia y sin contrastar los
hechos allí relatados.
García
Vilchis precisó que menos de la mitad de las cuentas en X (antes Twitter) que
inflaron el hash tag #NarcoPresidente pertenecían a México, apenas el 42 por
ciento, mientras que el resto de difusión a la campaña provino de países como Argentina,
Colombia, EEUU, España y Holanda en un ejemplo de nado sincronizado como los
vistos en anteriores campañas de desprestigio en busca de rentas electorales.
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